“Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma.” (Proverbios 29:17 LBLA).

Si los padres educáramos y enseñáramos a nuestros hijos de la siguiente manera, les iría muy bien:

  • • Si los enseñáramos a hacer pequeñas tareas y les delegáramos responsabilidades, les iría bien.
  • • Si los instruyéramos en la vida y les enseñáramos a ser responsables de sus acciones, les iría bien.
  • • Si les permitiéramos darse golpecitos, aunque duelan y que aprendan de ellos, les iría bien, porque aprenderían a enfrentar el mundo.

El problema de nosotros los padres, es que desde que nuestros hijos son pequeños, ignoramos o pasamos por alto sus rabietas, sus gritos, sus insultos, sus faltas de respeto hacia la familia, los maestros, hacia nosotros y a sus autoridades en la sociedad. Por no tomar control y corregirles a tiempo, padres e hijos terminan sufriendo las consecuencias. Si aprendemos de las experiencias de otros y nos enriquecemos tomando las herramientas y los consejos sabios del manual de la Palabra de Dios, si aplicamos el consejo, si oramos pidiendo dirección y sabiduría, la vida nuestra y la de nuestros hijos será exitosa. Si nuestros hijos son de bien en la sociedad y el mundo los admira, el crédito será para nosotros los padres. Hay una gran satisfacción al ver a nuestros hijos tomar las riendas de la vida con madurez, verlos tomar decisiones sabias, aunque en algunos momentos se equivoquen, ¡está bien!

Para que lleguen a la madurez sabiamente, nuestro papel es sumamente importante, debemos estar atentos a corregirles cuando sea necesario, para que no se desvíen del camino correcto.

Oración:

Señor ayúdame a guiar a mis hijos por el camino correcto, a enseñarles cómo ganarse el pan de cada día y no consentirles, sino formar hijos responsables, de carácter y compromiso para que puedan tener éxito en sus vidas.