EL PELIGRO DEL ORGULLO Y LA ARROGANCIA
Parte 2
Otro rey encaprichado, empecinado en su orgullo y rebelión, fue el rey Nabucudonosor.
“Usted será apartado de la gente y habitará con los animales salvajes; comerá pasto como el ganado, y se empapará con el rocío del cielo. Siete años pasarán hasta que Su Majestad reconozca que el Altísimo es el Soberano de todos los reinos del mundo, y que se los entrega a quien él quiere.” Daniel 4:25 NVI
Este rey fue advertido por el gran profeta Daniel y sabía que Dios le hablaba a Daniel y que era Su vocero. Pero cuando hay orgullo y arrogancia en el corazón, el ser humano no puede ver a Dios, no le da su crédito, no acepta que lo que es, es por Dios.
Algo que a muchos se les olvida cuando ya están en un lugar de influencia, es que antes no éramos nadie y hoy que somos alguien, es gracias a Dios, y no debemos olvidar que la gente, los puestos, las riquezas, el honor, la gloria, y las órdenes solo las da Dios, porque ¡Todo proviene de Dios el Padre de las luces!
Así he visto a muchas personas: “¡Miren la gran iglesia que he edificado!” “¡miren cuántos discípulos tengo!” “¡miren el puesto que tengo!” “¡miren a cuántos tengo bajo mis órdenes!” “¡miren como me muevo en todos los dones!” “¡Miren mis músicos que tengo, ellos no se comparan con la música barata qué hay por allí!”, etc. y se atreven a desafiar a otros que no son como ellos, ni tienen lo que ellos, porque se consideran que son los únicos.
¡Ay Dios mío, por favor guarda nuestro corazón de esa perversidad! Nabucudonosor ignoró la alerta de Dios a través del profeta Daniel y aun después que Dios le habló, se atrevió a decir: “Exclamó: «¡Miren la gran Babilonia que he construido como capital del reino! ¡La he construido con mi gran poder, para mi propia honra!»” Daniel 4:30 NVI
Por lo que Dios no le tuvo más paciencia y le envió una prueba muy dura, lo puso en una situación muy vergonzosa y humillante delante de la nación donde él se consideraba grande y único, como un dios. ¡Dios tarde que temprano actúa Señores!
“Y al instante se cumplió lo anunciado a Nabucodonosor. Lo separaron de la gente, y comió pasto como el ganado. Su cuerpo se empapó con el rocío del cielo, y hasta el pelo y las uñas le crecieron como plumas y garras de águila.” Daniel 4:33 NVI
Dios es maravilloso, Él nunca nos quiere castigar, ni mucho menos limitarnos en nada: ni en honra, ni en fama, ni en poder, ni en unción, ni en darnos lo mejor; porque somos sus hijos, y Él tiene todo eso para nosotros, ¡Pero quiere que lo recibamos con un corazón sano! con entendimiento de que a Él le pertenece todo.
Y esto no es para los reyes solamente, Dios es justo, y esto es tanto para los ricos como los pobres, los pequeños o grandes, para todos en sus diferentes esferas de influencia.
¡Siete años pasó el rey en esa condición como un animal! ¿Se recuperó?
Todo se le fue devuelto y muchísimo más en todo aspecto, pero sucedió después de 7 años cuando recapacitó e hizo lo que dice el versículo abajo.
He visto gente perdiéndose, sufriendo, quedándose solos, enfermos, viviendo en maldición en su vida, encadenados por el orgullo y la maldad; pero no se rinden, todo por su orgullo, y no recapacitan, no miran al cielo, no se arrepienten, no piden perdón y así mueren y se llevan a la tumba todo ello.
“Pasado ese tiempo yo, Nabucodonosor, elevé los ojos al cielo, y recobré el juicio.
Entonces alabé al Altísimo; honré y glorifiqué al que vive para siempre: Su dominio es eterno; su reino permanece para siempre.” Daniel 4:34 NVI
¡Es impresionante cómo el gran amor de Dios, su favor y misericordia son sin medida cuando se le reconoce en todos sus caminos!
Así que si ha habido algo de este espíritu de Nabucudonosor y del Rey Herodes en nuestras generaciones pasadas o presentes o en nosotros, descubrámoslo y reflexionemos, y si hay algo en nuestros corazones debemos recobrar el juicio y ver hacia arriba; eso nos hará más consientes y más sensitivos con Dios y con las personas, en vez de estar mirando a los demás hacia abajo.
Tiempo para meditar:
- ¿Crees que hay algo de orgullo en tu corazón?
- ¿Te es fácil darle la gloria a Dios y reconocer a otros?
- ¿Cuándo te das cuenta de tus errores te es fácil reconocerlo?
- ¿Qué has perdido debido a la arrogancia u orgullo?