UN GRAN REY, MUERTO DE UNA MANERA MUY PENOSA

El pueblo le dio una gran ovación, gritando: «¡Es la voz de un dios, no la de un hombre!». (Hechos 12:22 NTV)

Toda persona en autoridad ya sea con poca o mucha autoridad, poca o mucha influencia, en casas de reyes o en casas humildes; cuando se les posiciona en un lugar de autoridad, puede ser muy peligroso.

Porque yo lo he visto, he sido testigo de gente sencilla en puestos sencillos de autoridad y se han creído la gran cosa.

Este hombre Herodes no era la excepción, no era un puesto sencillo, era el rey, pero con un problema de orgullo y vanidad tan feo, creyendo que era el rey por sus méritos, cuando la realidad es que todo lo que somos y lo que tenemos viene de Dios y así como nos posiciona, nos puede destronar en el momento que Él quiera.

Como lo hizo Dios con este soberbio rey por no haberle dado la gloria, el crédito, el honor a Dios, y se creyó de las palabras de la gente que lo alababan, creyendo que era un dios.

Porque ¿Te digo algo? Nunca pongas toda tu confianza en la gente, ¡Ponla en Dios! ¡Es mucho mejor!  La gente va y viene, hoy te alaban, mañana te desechan; así que es mejor estar bien con Dios y agradecerle por el amor de la gente y su favor y gracia, porque todo eso lo da Él. Pero ¿Creérmela yo? ¡Nunca!

¿Creerme que soy única, y que yo soy la líder, que sólo yo puedo y que es mi puesto? mmm ¡Cuidado!

Porque los mismos que te afirman, son los mismos que te pueden destruir mañana, si pones tu confianza en ello.
¡Mira lo que le pasó al rey!

Al instante, un ángel del Señor hirió a Herodes con una enfermedad, porque él aceptó la adoración de la gente en lugar de darle la gloria a Dios. Así que murió carcomido por gusanos. (Hechos 12:22-24 NTV)

No fue culpa de la gente, fue Herodes quien se lo creyó y falló, porque Dios mira el corazón.

Mi consejo:

Cuídate de no olvidarte de Dios cuando la gente te alaba. Puede que estés siendo probado y no vaya a ser que caigas en la trampa y no tengas tiempo de arrepentirte como en el caso de este gobernante.

Quizás digas: “yo no soy rey”, pero si estás en un lugar donde instruyes, diriges gente, o tienes a tu cargo un ministerio, una asignación, un puesto de trabajo o algo que se te ha confiado, mi alerta y consejo es, ¡CUIDADO!

Cuidado con que ignores quién te posicionó y quién te llamó.
¡Voy más allá! cuidado con que pienses que sabes más que tu líder, o que tú lo haces mejor, o que tienes más talento que él o ella, o que tienes más influencia con la gente porque te alaban más que a su líder, jefe, pastor, o apóstol que fue quien te comisionó.  Uyyyy ¡Cuidado!

Y ¡Cuidadito! No ignores darle la gloria a Dios, ya que es Él quien nos escoge para asuntos especiales, usando a sus autoridades en la tierra.

Es muy penosa la historia de este rey Herodes. Quizás no nos coman los gusanos, pero las pérdidas por ser removidos por Dios son muy duras.

Mejor hagámoslo bien y demos la honra a quien se lo merece y a quien te posicionó y creyó en ti, y la mayor de todas, ¡No te olvides darle total gloria a Dios!

¡Él es quien se lo merece, Él es el Rey! Nosotros sólo somos administradores.

Tiempo para meditar:

  • ¿Cómo reaccionas cuando la gente te alaba por algo?
  • ¿Honras a la persona que te posicionó?
  • ¿Le das la gloria a Dios por todo lo que Él hace a través de ti?
  • ¿Tienes una actitud arrogante o humilde? ¿Qué dice la gente de ti?