UNA ORACIÓN A FAVOR DE SU PUEBLO
¡Amén a esta promesa mi Señor! Nosotros invocaremos tu glorioso nombre por siempre.
Hoy te suplicamos por nuestra tierra porque el mundo está en caos, hoy más que nunca necesitamos una intervención divina del cielo, porque aquí estamos tus hijos, aquí están nuestros hijos, aquí está tu iglesia, tu iglesia en todos los rincones de la tierra.
Hoy te suplicamos que no nos olvides, creemos a tus promesas. Este tiempo que nos ha tocado vivir hemos podido ver al que es y al que no es, al que dice ser pero no es, dicen amarte pero a la hora de las pruebas no están dispuestos a cumplir sus promesas, no aguantan, no continúan, y esto es hablando del mundo entero.
Lo que hemos visto:
Muchos han perdido el rumbo de su vida, han perdido la fe, algunos volvieron a su antigua vida, otros están hablando mal entre sus hermanos, otros abandonaron lo más sagrado que les has entregado y confiado en sus manos, sus privilegios, otros dejaron de congregarse, otros se rebelaron, etc.
Te pedimos misericordia y que tu gran amor los lleve a recordarles las promesas que ellos te han hecho a ti en otro tiempo Señor, porque tú si cumples las tuyas. Y el peligro es que sus hijos, la nueva generación, crezcan indiferentes a todo lo que es santo, a lo que es justo, a lo que es la ley de tu Palabra.
Nuestra parte la hemos hecho: Hemos orado por tu iglesia, hemos estado de pie en todo lo que hemos podido con lo que han necesitado, unos en oración, otros en diferentes áreas, hemos hecho lo más que hemos podido, les hemos inspirado con tu Palabra, les hemos inyectado fe, etc. Pero no podemos santificarnos nosotros por ellos, no podemos orar por ellos, no podemos tomar el lugar que a ellos les has confiado.
Solo te pedimos que les recuerdes tus promesas, que sepan que tú eres un Dios de oportunidades, que sigues creyendo en ellos y que cada día es una oportunidad más para que este mundo oiga y sepa que tu venida está cerca.
¡Pero hay un buen remanente que ha estado firme Padre!
¡Recuérdanos Señor! Y respecto a tu remanente, declaramos esta promesa de bendición para sus vidas y la de sus hijos en sus hogares, para todos los fieles, para soldados en pie de guerra, para los intercesores que no han parado en el mundo entero, para los que están prestando sus servicios a favor de otros, etc. ¡Que ellos reciban toda recompensa del cielo mi Señor y que tú cómo nuestro Señor y Salvador nos cobijes siempre, y seamos librados de todo mal!
Tiempo para meditar:
¿Has permanecido buscando de Dios en estos tiempos difíciles o necesitas comenzar a buscarlo?
¿Qué promesas le has hecho a Dios?
¿Has sido ejemplo para tus hijos para que ellos continúen amando y sirviendo a Dios?